La escuela Itaca, una oportunidad para los jóvenes de La Coma

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    35 alumnos aprenden un oficio en la escuela taller que lleva diez años funcionando y ha formado a cientos de personas

    En pleno barrio de La Coma encontramos la escuela taller Itaca que ofrece a los jóvenes de La Coma una oportunidad para aprender un oficio y enfrentarse al mundo laboral. Itaca, que lleva 10 años funcionando, es un programa de formación y empleo, gestionado por Comisiones Obreras y subvencionado por la Generalitat. 

    Está dirigido a jóvenes desempleados de entre 16 y 25 años que, por circunstancias de la vida, han abandonado los estudios y, o bien no han trabajado nunca o están en el paro debido a la situación de crisis actual.

    Con Itaca tienen una oportunidad de dos años de aprendizaje, de conocer un oficio, obtener unos ingresos y mejorar su manejo en la educación básica.Como explica el director de la escuela, Vicente Serrano, durante los seis primeros meses los alumnos reciben una beca de seis euros al día y a partir del séptimo mes, cuando empiezan las prácticas fuera del taller se les paga el 75% del salario mínimo interprofesional. “Aquí les damos una oportunidad para el empleo, para que salgan con un oficio aprendido e interioricen los hábitos del trabajo como la puntualidad, el horario o la disciplina”, explica Vicente.

    Antes de participar a esta escuela, muchos de los jóvenes se levantaban a la hora que querían, sin tener obligaciones ni responsabilidades, pero con unas expectativas de integración muy complicadas.

    Al llegar a la escuela saben que tienen que cumplir un horario y seguir el ritmo que marcan sus profesores. A las siete y media comienzan su jornada y hasta mediodía combinan las clases de teoría con las prácticas. Electricidad, fontanería, albañilería y aprendizaje como recepcionista son los módulos de los que disponen los jóvenes, muchos de los cuales acuden motivados porque alguno de sus familiares ya ha estado en Itaca y ha obtenido buenos resultados laborales. “Mi prima vino y después encontró trabajo. Eso me animó a venir”, comenta uno de los alumnos. De hecho, estas experiencias hacen que “muchos jóvenes tengan el objetivo de entrar en Itaca porque ven una segunda oportunidad de abrirse paso en la vida”, según explica el director del centro.

    Para esta última edición que comenzó el 22 de diciembre se presentaron 480 personas y sólo 35 de ellas han tenido la suerte de acceder. Entre ellos hay 22 hombres y 13 mujeres, algunas de las cuales también se atreven con faenas que tradicionalmente se consideran como masculinas como la electricidad o la fontanería.

    INTEGRACIÓN LABORAL

    El taller de empleo debe producir un bien social y, en este caso, los jóvenes se encargan de realizar sus prácticas profesionales rehabilitando viviendas y locales del IVVSA en el barrio o como telefonistas en centros municipales.

    Después se enfrentan al verdadero reto del mercado laboral, algo que se ha complicado en los últimos años. “Los primeros años de la escuela el 80% de los alumnos salía con trabajo, pero con la crisis, el porcentaje de inserción con contrato ha bajado al 20%”, indica Vicente  Serrano.

    Aún así, los jóvenes que forman parte de Itaca saben que haber entrado en la escuela es una oportunidad de oro y esperan que dentro de dos años, cuando acabe su formación, la situación económica haya mejorado y sea más fácil encontrar trabajo.

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