Alessandro Favaron es italiano y ha visto por primera vez la Cordà de Paterna y la ha vivido como algo impresionante. "Tienes que vivirlo, por mucho que te cuenten no te lo puedes imaginar así", explicaba este joven espectador minutos después de que acabaran de sonar los últimos cohetes en la calle Mayor.
Y es que el ritual que se sigue en Paterna el último domingo de agosto es mágico, es una experiencia que si se vive por primera vez impresiona, pero a su vez el olor de la pólvora te cautiva y por muchas veces que veas el gran espectáculo pirotécnico, nunca deja indiferente. Cada año, Paterna se prepara para vivir esta noche mágica con los balcones enrejados y con la ilusión de hacer única la fiesta paternera.
Los tiradores, grandes protagonistas de la Cordà, comienzan a llegar a la calle Mayor poco después de las doce. Los nervios se empiezan a notar en las caras de los paterneros que esperan que llegue el camión con los cajones de cohetes. Una espera en la que este año se apreciaba que se han intensificado las medidas de seguridad y que el control era más exhaustivo.
Y LLEGÓ EL CAMIÓN
Sólo tiradores y seguridad han podido acceder a la calle Mayor durante la descarga de cajones. El cordón de seguridad ha sido más estricto e incluso se han prohibido las fotos mientras se descargaban los cohetes por indicaciones de la Guardia Civil, que este año, al igual que en 2009, estaba vigilando in situ que se sigquiera el protocolo.
En la calle, carteles que indicaban las zonas de tirada, así como de impacto de cohetes para minimizar riesgos y el público fuera responsable del lugar que elegía para ver la tirada.
El alcalde de Paterna, Lorenzo Agustí, como tirador habitual y el conseller de Gobernación, Serafín Castellano, disfrutaron de la Cordà. La consellera portavoz de la Generalitat, Lola Johnson, también disfrutó como espectadora, aunque probó la pólvora en el pasacalle de cohetes de Lujo celebrado unas horas antes. Un pasacalle que comenzó con pitadas por la prohibición de tirar cohetes al inicio del desfile en la plaza del pueblo.
Mientras la Policía da las últimas indicaciones a los tiradores y estos esperan con impaciencia el disparo, al fondo de la calle aparece el camión y el Coheter Major saca la llave. Con la ayuda de la concejala abre la puerta donde los cajones están cuidadosamente apilados y tras la foto de familia comienza la descarga.
Los cohetes se distribuyen por la calle Mayor, los tiradores se preparan y se colocan en sus puestos. Tras sonar la corneta, que este año ha tenido el honor de tocar Juanjo Campos, herido en la Cordà de Beniparrell, aparece la bengala verde y… suena la traca.
La Cordà 2011 ya está en marcha, aunque ha llegado con algo de retraso. Casi de media hora, ya que ha comenzado cerca de las dos de la madrugada por el estricto control de seguridad que se ha seguido. De ahí que se oyera algún que otro pitido entre el público que esperaba ansioso el espectáculo paternero.
Pepín Damián, ‘Coeter Major’ de Paterna con decenas de ‘Cordaes’ a sus espaldas, no pudo este año participar del acto al estar todavía convaleciente tras un ingreso hospitalario. No obstante no estaba dispuesto a perderse es espectáculo y acudió para apoyar con su presencia al resto de tiradores.
Han sido 20 minutos de estruendos, de baile de cohetes y de armonía entre los tiradores. En definitiva, de magia. Con el olor a pólvora impregnado en el ambiente y la adrenalina a flor de piel llega el final, tal como lo indica la bengala roja, aunque más de uno se resiste a que termine y durante unos minutos apura la municion que le queda en el cajón.
Poco después los tiradores se quitan el casco, se desabrochan el mono de cuero y se abrazan con la ilusión de que llegue pronto el último domingo de agosto… de 2012.
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