El monte McKinley, situado en Alaska, es con 6.194 metros la montaña más alta de América del Norte y una de las siete cumbres más prestigiosas del planeta. Es conocida por sus extremas temperaturas y ascender esta montaña es todo un reto al que se están enfrentando los paterneros Carlos Benet, de 43 años, y Pascual Fuster de 56.
Carlos, que reside en La Canyada, y Pascual, que nació en Paterna y ahora vive en Castellón, emprendieron el viaje junto a otros dos compañeros el 15 de mayo y el 17 comenzaron el ascenso a la cima desde el glaciar de Kahiltna, situado a 2.000 metros de altura y a donde llegaron en una avioneta.
En esta cumbre mítica, que se encuentra a 600 kilómetros del Círculo Polar Ártico, las temperaturas en verano oscilan entre -5 y -40ºC.
“El ascenso se afronta con respeto, pero con ninguna sensación de miedo, aunque sabemos que no podemos prever nada, todo dependerá de la salud y la climatología”, comenta Pascual.
CON LA CASA A CUESTAS
En esta aventura no llevarán agua, ya que se hidratarán con la nieve de la montaña. Pero curiosamente tendrán que llevar gasolina para poder hacer funcionar los hornillos en los que derretir el agua y cocinar, lo que aumentará su equipaje. “Todos los días tendremos que arrastrar la carga de unos 70 kilos por persona, donde llevamos los víveres, el material técnico y la energía necesaria para los 20 días de escalada”, cuenta Carlos, que añade que la comunicación desde el McKinley la harán a través de un teléfono satélite y sólo en caso de emergencia.
El equipo que asciende la cima lleva alrededor de ocho meses de preparación en los que han subido cumbres en los Pirineos y los Alpes, para así ensayar ascensiones en las peores condiciones climatológicas posibles.
La ascensión al McKinley es comparable a la de las grandes cumbres del Himalaya, debido a sus especiales condiciones climáticas y geográficas, ya que es especialmente sensible a las corrientes frías del Polo Norte y del estrecho de Bering. La duración de la subida a la cumbre dependerá del tiempo que haga y las estadísticas dicen que sólo una de cada tres ascensiones a la cima tiene éxito.
Carlos, Pascual y sus compañeros Jorge Membrado y Joan Riba son conscientes de la dificultad que esto supone, pero se enfrentan al reto “con optimismo y con muchas ganas” de conseguir su sueño. El regreso a Valencia está previsto el 12 de junio y esperamos verlos llegar con el reto superado.