Alguien dijo en una ocasión que “el hambre agudiza el ingenio” y de todos es sabido que la necesidad te hace estrujarte el cerebro. Y ahora más que nunca, con la crisis en la que nos han metido los que nunca pasan hambre ni tienen necesidades o se estrujan el cerebro para otras cosas, aparecen propuestas que bien canalizadas y cuidadas suponen un ahorro significativo para las familias.
Me refiero a la petición del Grupo Municipal Compromís per Paterna de que en los centros escolares de esta ciudad se permita que los alumnos cuyas familias tienen bajos recursos económicos, y no gocen de beca de comedor, puedan llevarse la comida en un “hermético”, -fiambrera de toda la vida, con el consiguiente ahorro para la familia. Esta no es una idea descabellada porque, señores, muchos trabajadores lo han hecho y lo hacen ahora más que nunca. Comen lo que traen de casa en el comedor de su empresa para evitar el gasto del “menú de polígono” por muy barato que sea. Y así de esta manera les sirve de práctica a los niños, práctica en todos los sentidos.